Al perro le enseñamos a no ensuciar la casa... que no debe orinar en el piso, ni las patas de la mesa, ni las macetas de las plantas...
Le enseñamos a respetar la casa del humano, para que pueda compartir con nosotros...
En esto, somos estricto con el perro...
Y nosotros – los humanos – cómo nos comportamos con la Casa de Dios?
Cuál es nuestra actitud?..
Hasta dónde llega nuestro respeto?..
- Y no sólo hablamos del templo “edificio”, que es un lugar “consagrado” a Dios... Cómo actúo en él?
- Sino también el templo de “nosotros mismos”... que somos su templo!.. “No saben Uds que son templo del Espíritu Santo?” – dice San Pablo. Qué respeto le tenemos a nuestro cuerpo? Qué cuidado nos merece?..
Leemos en San Juan (Evangelio) que Jesús dice que “si cumplimos su Palabra, el Padre y El nos amarán, y vendrán a nosotros, y harán su mansión o aposento en nosotros...”
Cómo está mi casa o la casa de Dios?.. La cuido, la mantengo limpia?.. o está llena de huesos y basura como la cucha del perro?.. huele mal??...
Tata Dios, para que tengamos “su aroma” (=santidad), nos dejó sus mandatos...
Pero esos mandatos no son para jorobarnos a nosotros, sino para hacer posible el que “compartamos” su casa!...
Nosotros, lo hacemos con el perro... y Dios: no nos va a tratar mejor?..
Ojo!.. El no necesita nada de nosotros... no le falta nada... Lo único que desea es darnos su amor... compartirlo con nosotros y que seamos felices...
Pensamos en lo estricto que somos con el cuzco, para que aprenda a comportarse y pueda compartir nuestra casa... Cuántas veces lo retamos y hasta castigamos para que vaya acostumbrándose a dejar de “vivir como perro”...
Ante esto... nosotros cuestionamos a Dios por sus exigencias, mandatos, órdenes, mandamientos... que son todos para que yo “realmente” pueda compartir su “Hogar”, su familia?..
Me quiere “hijo”...
Quiere tenerme junto a El...
Por otro lado, todas son reglas de “convivencia”...
Convivencia con el (respeto, admiración, amor...)
Convivencia con los demás hombres... CON-VIVENCIA!..
Nosotros no queremos que nuestro cuzco sea un callejero, pulgoso, sucio o sarnoso, lleno de malos olores... si no, no podría compartir nuestra casa!..
Lo mismo Dios: en su casa, en el Cielo no entra nada “sucio”!..Y por eso quiere purificarnos a través de las pruebas... y que hagamos de menos revolcarnos en nuestros vicios,
para ser dignos de su vida y pureza,
y estar relucientes en su Hogar...
Le enseñamos a respetar la casa del humano, para que pueda compartir con nosotros...
En esto, somos estricto con el perro...
Y nosotros – los humanos – cómo nos comportamos con la Casa de Dios?
Cuál es nuestra actitud?..
Hasta dónde llega nuestro respeto?..
- Y no sólo hablamos del templo “edificio”, que es un lugar “consagrado” a Dios... Cómo actúo en él?
- Sino también el templo de “nosotros mismos”... que somos su templo!.. “No saben Uds que son templo del Espíritu Santo?” – dice San Pablo. Qué respeto le tenemos a nuestro cuerpo? Qué cuidado nos merece?..
Leemos en San Juan (Evangelio) que Jesús dice que “si cumplimos su Palabra, el Padre y El nos amarán, y vendrán a nosotros, y harán su mansión o aposento en nosotros...”
Cómo está mi casa o la casa de Dios?.. La cuido, la mantengo limpia?.. o está llena de huesos y basura como la cucha del perro?.. huele mal??...
Tata Dios, para que tengamos “su aroma” (=santidad), nos dejó sus mandatos...
Pero esos mandatos no son para jorobarnos a nosotros, sino para hacer posible el que “compartamos” su casa!...
Nosotros, lo hacemos con el perro... y Dios: no nos va a tratar mejor?..
Ojo!.. El no necesita nada de nosotros... no le falta nada... Lo único que desea es darnos su amor... compartirlo con nosotros y que seamos felices...
Pensamos en lo estricto que somos con el cuzco, para que aprenda a comportarse y pueda compartir nuestra casa... Cuántas veces lo retamos y hasta castigamos para que vaya acostumbrándose a dejar de “vivir como perro”...
Ante esto... nosotros cuestionamos a Dios por sus exigencias, mandatos, órdenes, mandamientos... que son todos para que yo “realmente” pueda compartir su “Hogar”, su familia?..
Me quiere “hijo”...
Quiere tenerme junto a El...
Por otro lado, todas son reglas de “convivencia”...
Convivencia con el (respeto, admiración, amor...)
Convivencia con los demás hombres... CON-VIVENCIA!..
Nosotros no queremos que nuestro cuzco sea un callejero, pulgoso, sucio o sarnoso, lleno de malos olores... si no, no podría compartir nuestra casa!..
Lo mismo Dios: en su casa, en el Cielo no entra nada “sucio”!..Y por eso quiere purificarnos a través de las pruebas... y que hagamos de menos revolcarnos en nuestros vicios,
para ser dignos de su vida y pureza,
y estar relucientes en su Hogar...
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