(Mt.6,25-34; Lucas 12,22-31; Lucas 12,6-7)
y el Padre de los Cielos las alimenta.
No valen Uds, más que las aves?...” (Mt 6,26)
“Miren cómo crecen las flores del campo, que no trabajan ni tejen...
Y Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su Gloria,
Se vistió como una de esas flores...” (Mt 6,29)
No habrá mucho más por Uds, hombres de poco fe?..” (v.30)
Y sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos...”
No teman. Pero Uds valen más que muchos pajaritos...” (Luc 12,6-7)
Ya en tiempo de Jesús existía la costumbre de cazar pajaritos para venderlos...
Esta costumbre argentina no es nueva, aunque a los “ecológicos” no les guste... El hombre vale más que esos bichitos... (Palabra de Jesús!)
Había gente que criaba palomas o tórtolas para los sacrificios religiosos del Pueblo Judío:
María y José “ofrecieron el sacrificio que ordenaba la Ley: una pareja de tórtolas o de dos pichones” (Luc.2,24)
En el Levítico 12,8: ordenaba un sacrificio de purificación de la mujer que daba a luz un niño o una niña. Y si ella no le alcanzaba para presentar una res menor (cordero), debía tomar dos tórtolas o dos pichones...
Y en más de una oportunidad, María iría a la fuente a buscar agua, cerca de algún arroyito, de la mano con Jesús, aún chiquito... Este vería con ojos de gran asombro, cómo los pajaritos venían allí a saciar su sed...
Y su Madre dejaría a Jesús allí... frente a ellos... queriendo hablarles... queriendo tocar sus plumitas, mirando sus colores, y saltitos... queriendo correrlos... como nosotros con las mariposas asentadas sobre el barro fresco bebiendo...
Cuántas veces habrá hecho este caminito, pensando encontrar a esos seres, a quienes Dios Padre abrevaba y les daba de comer bichitos y granos...
Y luego habrá contemplado cómo hacían su nidito en el horcón del rancho... o en algún agujerito de las paredes que le servían de refugio o taller a José... allí en medio de los palos o maderas...
Cuántas veces sentado en la falda de su mamá, conversaría con ella señalándolos... escuchando hablar a su madre de su gracia, de su pequeñez. De su fragilidad... y que aún así, sin embardo Dios los tenía en cuenta... Los había creado su Padre-Dios...
Cuántas veces habrá corrido hacia ellas, tomando sus flores entre sus manos, admirando su forma... sus colores... perfumes... Y María con su bondad y sencillez, le haría descubrir todo ese mundo maravilloso... haciendo despertar la admiración del Niño Jesús... despertando esa capacidad de asombro y de aprender a descubrir todos los detalles que luego El, ya grande, utilizaría en su predicación...
Y quiero imaginarme, a María, cuando Jesús, ya grande, hablaba de los lirios y de los pajaritos, si Ella no recordaría más de un momento de aquellos en que juntos admirarían la obra de Dios...
No le vendrían a su mente el recuerdo de esos años de la infancia de Jesús, en que este despertaba atónito ante las maravillas de la naturaleza que había creado Tata-Dios... Y que juntos, contemplarían, y con los lirios en sus manos rezarían el Salmo 8: “Oh Señor, nuestro Dios! Qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!...” Y le enseñaría a Jesús a alabar a Dios, porque “tu Gloria, Señor, es cantada por los labios de los niños y pequeños...” absortos ante la magnificencia de la Creación!...
Y tanto José como María debieron enseñar a Jesús:
José le enseñó curtir sus manos acariciando los leños... para ganarse el pan...
Y cómo debía ser un “hombre” creyente...
María ayudó a despertar su sensibilidad observando los detalles de la naturaleza... y la vida...
Y ambos le enseñaron a despertar a una vida consagrada a Dios-Padre...
Era observador de la naturaleza y de la vida... Como María, su Madre, que guardaba todas las cosas maravillosas en su corazón... (Luc.2,51) Nada dejaba escapar.
“Y el Niño crecía, se desarrollaba, y se hacía cada día más sabio. Y la gracia de Dios estaba en El.”
Un misterio que hay que contemplar en esos pequeños momentos en que centellea... Y Jesús nos enseñó a prestar atención a todos esos detalles: tanto de las cosas, de los animalitos, como de los hombres....
Y luego tuvo la capacidad de utilizar todo eso familiar y que vivió tanto El como su Pueblo, para hablar a sus hermanos de Dios-Padre y de sus proyectos para con los hombres...
Así nos habló Jesús... con esas imágenes, nos habló de su Papá, para que nosotros pescáramos algo de su inmensidad y misterio...
(16/04/96)
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