Mi perro es como cualquiera de los que Uds tienen...
El mío es un cuzquito, petiso, chueco y peludo... camorrero... Es “puro”... perro!
Mi perro no lleva “vida de perro”: vive sobre mosaicos, usa las sillas, y a veces se escapa a alguna cama, cuando nadie lo ve... Comida: especial...
A veces cuando se escapa, y encuentra alguna cosa rara, putrefacta (podrida!), no tiene otra cosa mejor que revolcarse sobre ella “perfumándose”...
Claro está que nosotros que queremos que comparta nuestra vida y lo encontramos sucio con un olor asqueroso... qué hacemos?
Lo bañamos con jabón, con champú perfumado para las pulgas, le preparamos agua calentita para que no se nos enferme, lo secamos con su toalla y el secador... Y lo encerramos... No sea que recién bañado se vaya a revolcar de nuevo y se ensucie otra vez!... Lo dejamos reluciente! perfumadito!.. su pelaje hecho un plumón!...da gusto!...
Ahora puede compartir con nosotros!...
Ah!... y cuando se enferma tratamos de sanarlo, cuidamos su comida porque es alérgico... Es decir: “ya no lleva vida de perro!”
Pero cuando nos descuidamos vuelve a la mugre de nuevo!!!
Uds dirán... qué nos importa tu perro!.. a qué viene todo esto?...
.......................
Te invito a que en estos momentos entres dentro de ti, y pienses que Jesús está delante de ti... Imagínalo como quieras... Con barba, de pié... Con o sin el manto...no importa. Pero sí: míralo!.. Míralo a sus ojos!.. El te mira. Te mira profundamente....
Y ante su mirada, tu te comienzas ver -ante El – como ese “cuzco”: sucio, con olor a podrido, indigno de estar con o frente a El!...
Y es cierto!
Dios sabe de nuestra vida y de nuestras inclinaciones... Nos gusta revolcarnos en la mugre, en la pudrición... Jesús lo sabe...
Y – al igual que nosotros con el cuzco – el Señor hace lo mismo con nosotros:
- nos lava
- nos cura
- nos perfuma
- nos alimenta
- nos llena de mimos y cuidados, para que estemos presentables ante El....
El quiere que yo – humano –lleve una “vida de Dios”: una vida “divina” (lo que queremos hacer nosotros con el perro... para que deje de llevar “una vida de perro”!...)
Y esto NO ES UNA LOCURA: Jesús nos dice que su Padre es nuestro Padre... Que somos co-herederos con El... o sea que toda la riqueza de Dios es para nosotros!...
Y “realmente” nos transforma! Nos lava de toda nuestra roña (=pecados), nos perfuma con su “olor” (=santidad!), nos alimenta con su Cuerpo (Eucaristía!), nos cura con la Penitencia y la unción de los enfermos!... Quiere que seamos “dioses”(por supuesto con minúscula!)... que llevemos “su” vida!..
Y para ello, nos da los medios!.. Y “realmente” somos “hijos de Dios”!..
Y al cuzquito por más que le hable... trate... cuide, y guíe... seguirá siendo “perro”!
Pero con nosotros y Dios, el asunto es distinto: el asunto es “REAL”...
Nos llama sus “hijos” y realmente lo somos - si queremos!..
Y también nos pasó, o puede pasar como al perro: que nos vayamos a revolcar de nuevo en la mugre... Y de nuevo Tata Dios nos lavará, para que llevemos una vida digna de “hijos” suyos!...
El mío es un cuzquito, petiso, chueco y peludo... camorrero... Es “puro”... perro!
Mi perro no lleva “vida de perro”: vive sobre mosaicos, usa las sillas, y a veces se escapa a alguna cama, cuando nadie lo ve... Comida: especial...
A veces cuando se escapa, y encuentra alguna cosa rara, putrefacta (podrida!), no tiene otra cosa mejor que revolcarse sobre ella “perfumándose”...
Claro está que nosotros que queremos que comparta nuestra vida y lo encontramos sucio con un olor asqueroso... qué hacemos?
Lo bañamos con jabón, con champú perfumado para las pulgas, le preparamos agua calentita para que no se nos enferme, lo secamos con su toalla y el secador... Y lo encerramos... No sea que recién bañado se vaya a revolcar de nuevo y se ensucie otra vez!... Lo dejamos reluciente! perfumadito!.. su pelaje hecho un plumón!...da gusto!...
Ahora puede compartir con nosotros!...
Ah!... y cuando se enferma tratamos de sanarlo, cuidamos su comida porque es alérgico... Es decir: “ya no lleva vida de perro!”
Pero cuando nos descuidamos vuelve a la mugre de nuevo!!!
Uds dirán... qué nos importa tu perro!.. a qué viene todo esto?...
.......................
Te invito a que en estos momentos entres dentro de ti, y pienses que Jesús está delante de ti... Imagínalo como quieras... Con barba, de pié... Con o sin el manto...no importa. Pero sí: míralo!.. Míralo a sus ojos!.. El te mira. Te mira profundamente....
Y ante su mirada, tu te comienzas ver -ante El – como ese “cuzco”: sucio, con olor a podrido, indigno de estar con o frente a El!...
Y es cierto!
Dios sabe de nuestra vida y de nuestras inclinaciones... Nos gusta revolcarnos en la mugre, en la pudrición... Jesús lo sabe...
Y – al igual que nosotros con el cuzco – el Señor hace lo mismo con nosotros:
- nos lava
- nos cura
- nos perfuma
- nos alimenta
- nos llena de mimos y cuidados, para que estemos presentables ante El....
El quiere que yo – humano –lleve una “vida de Dios”: una vida “divina” (lo que queremos hacer nosotros con el perro... para que deje de llevar “una vida de perro”!...)
Y esto NO ES UNA LOCURA: Jesús nos dice que su Padre es nuestro Padre... Que somos co-herederos con El... o sea que toda la riqueza de Dios es para nosotros!...
Y “realmente” nos transforma! Nos lava de toda nuestra roña (=pecados), nos perfuma con su “olor” (=santidad!), nos alimenta con su Cuerpo (Eucaristía!), nos cura con la Penitencia y la unción de los enfermos!... Quiere que seamos “dioses”(por supuesto con minúscula!)... que llevemos “su” vida!..
Y para ello, nos da los medios!.. Y “realmente” somos “hijos de Dios”!..
Y al cuzquito por más que le hable... trate... cuide, y guíe... seguirá siendo “perro”!
Pero con nosotros y Dios, el asunto es distinto: el asunto es “REAL”...
Nos llama sus “hijos” y realmente lo somos - si queremos!..
Y también nos pasó, o puede pasar como al perro: que nos vayamos a revolcar de nuevo en la mugre... Y de nuevo Tata Dios nos lavará, para que llevemos una vida digna de “hijos” suyos!...
(ver más: Perro 2, y siguientes)
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