Del Capítulo 2 de “GAUDETE ET EXULTATE” –
del Papa Francisco
(Algunas ideas que he extractado)
El Papa nos habla de dos peligros o “sutiles tentaciones” enemigas de la
Santidad, que pueden infiltrarse en nuestras comunidades: dos “falsificaciones” de la Santidad.
Dos respuestas engañosas. Dos herejías de los primeros tiempos de la
Iglesia, que sutilmente se pueden infiltrar – hoy - en nuestra vida y en
nuestra Iglesia.
A)
El GNOSTICISMO: que en lugar de evangelizar, analiza y
clasifica a los demás.
B)
EL PELAGIANISMO: que en lugar de facilitar el acceso a
la Gracia, gasta su energía en controlar.
A ambos no les interesa ni Jesucristo ni los demás.
A)
EL GNOSTICISMO (ACTUAL): es una Fe encerrada en el
subjetivismo, donde sólo
interesa una determinada experiencia o serie de razonamientos y
conocimientos…
Lo que mide la perfección no es la CARIDAD, sino la cantidad de datos, y
conocimientos: conciben una mente ‘sin
encarnación’. Son incapaces de tocar la carne sufriente de Cristo en los
otros. Juzgan a los demás según su capacidad de comprender la profundidad de
determinadas doctrinas.
-Esto puede ocurrir en los laicos como en quienes enseñan teología o
filosofía: creen que mediante explicaciones pueden hacer comprensibles toda la
Fe y todo el Evangelio. Pretenden una lógica fría y dura que busca dominar
todo…
-“Es necesario dejar que todas las operaciones intelectuales, y que el
ápice del afecto, se trasladen todo a Dios… Poco a la inquisición (averiguar) y
mucho a la unción; poco a la lengua y muchísimo a la alegría interior; poco a
la palabra y a los escritos, y todo al Don de Dios que es el Espíritu Santo;
poco o nada a la criatura, y todo a la Esencia Creadora… “ (San Buenaventura)
(San Francisco de Asís permite que San Antonio enseñe a los demás frailes,
pero sin dejar de insistir en la oración y devoción…)
-El Gnosticismo quiere “domesticar
el Misterio”: tanto el de Dios, como el de su Gracia, y de la vida de los
demás. Pretender tener respuesta para todas las preguntas… quieren todo claro y
seguro, pretendiendo dominar la trascendencia de Dios…
-Tampoco podemos pretender definir dónde NO está Dios (porque Él está, misteriosamente, en todas las
personas, como Él quiere!).
Las mentalidades gnósticas rechazan todas estas cosas, porque no las
pueden ‘controlar’.
-Nosotros comprendemos muy pobremente la Verdad Revelada del Señor: por
lo tanto no podemos ejercer una supervisión estricta de la vida de los demás.
“Quienes sueñan con una doctrina monolítica, defendida por todos sin
matices, esto les puede parecer una imperfecta dispersión”. Desprecian la
sencillez tan concreta del Evangelio. Intentaron reemplazar a Dios trinitario y
encarnado, por una Unidad superior donde desaparecería la rica multiplicidad de
nuestra historia.
-Los cuestionamientos de las personas no podemos ignorarlos, si queremos
tomar en serio el principio de la Encarnación. Ellos nos ayudan a preguntarnos,
a cuestionarnos… a nosotros mismos.
-La tentación está en querer desarrollar un cierto sentimiento de superioridad respecto a los demás fieles: la “masa de ignorantes”. Creernos más
perfectos, más santos porque “sabemos”
(tenemos conocimientos!)… cuando esto tendría que ser una motivación para
responder mejor al Amor de Dios (El conocimiento, siempre, será un “regalo” de
Dios”!)
“La verdadera sabiduría cristiana, no debe desconectarse de la
Misericordia hacia el prójimo”
“Lo que Dios nos dio, es para dispensarlo…”
“Hay una actividad que, al unirse a la contemplación, no la impide, sino
que la facilita, como las obras de misericordia y de piedad”. (San Buenaventura)
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