martes, 9 de julio de 2013

LA HOJA:...


Tarde de otoño. Caminaba por la calle… llena de hojas secas…
Unas crujían bajo mis pies… otras arrastradas por el viento, dejaban oír sus quejas, rayando contra el
 pavimento…
Algunas amontonadas en un rincón de la vereda, esperaban una escoba… o un fuerte aguacero, que las llevara vaya a saber dónde…

Miraba absorto esas hojas grandes como manos generosas… amarillentas… bellas… a pesar de su estado!.. con sus bordes… y sus nervios sobresalidos, como venas gruesas…
Ellas decían: “Misión cumplida!..” e iban al descanso.
No a la nada.
Sí, habiendo terminado su trabajo, iban a contribuir hasta su total final o transformación… Iban a contribuir con los demás componentes de la naturaleza…

Absorto pensé:
Esta hoja cumplió su misión.
duró poco meses:
amaneció como verde brote… fue creciendo: alimentándose y alimentando… (Contribuyendo a la “fotosíntesis” de la planta, como dicen los estudiosos…)
Dio sombra. Cobijó a las aves. Renovó el aire que respiramos… y ahora abonará la tierra, hasta confundirse en ella!.. para que otros aprovechen de ella.

Sabes, señor…creo que Tú me estás hablando a través de esta hoja:
Nací. Bebí la vida de lo demás.
Y una vez que complete mi siclo, mi cuerpo desaparecerá… por un tiempo.
Para el hombre este desaparecer será un brotar en otra primavera… en la eterna primavera!.. En una Vida nueva y sin fin!
Tengo también como la hoja,
una función, una misión: crecer, desarrollarme, dar ”sombra”, alivio; cobijar a los demás o a quien pida de mí;
renovar el “aire” que respiran nuestros espíritus: haciendo potable el ambiente  en el que deben crecer los demás junto a mí.
Como la hoja, al final,
yo también debo fecundar la tierra…
La hoja… hace posible “otra” vida (hace posible otra hoja, que no es ella misma)
Yo – también… pero en mí hay un germen especial, distinto: un germen de VIDA… una promesa de una nueva primavera: una RESURRECCIÓN definitiva: allí-seré-yo-mismo. No voy a ser otra persona (como le puede pasar a la hoja…). Seré YO – en cuerpo y alma – definitivamente!..

Señor, si la hoja que dura poco, cumple su misión…
Qué bien! Tu lo ordenaste así!
Qué queda para mí?
Tu me regalas esta vida, y además, pones en mí una promesa de que aquí no termina…
Me dices que esta es una preparación: un ejercicio para otra vida: una vida de Amor… eterno!.. Por eso me pides que ahora lo ejercite!
Mi persona se tiene que acostumbrar al Amor:
Y amor significa “desgaste” por el otro; crecer haciendo crecer al otro; vivir, ayudando a vivir al otro, como lo hiciste Tú, Señor de la Vida!

A Vos te gustó compararte con la VID; y si no estamos unidos a Ti, tu Savia (Amor) no circulará por nosotros.
Que no me separe de Ti, para poder llegar a ser una hoja con verdor eterno, una hoja con Vida… convida que dure para siempre! Amén.


(Julio-1989)

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