“Ninguno volvió a dar
gracias, sino este extranjero?”…
Jesús sanó a diez
leprosos, pero sólo uno volvió.
No juzguemos a los
otros nueve. Porqué? Porque en el interior del hombre hay una idea de que Dios
es “algo” como una “aspirina” a la que recurro cuando me duele algo… Y luego,
cuando ando bien, ni me acuerdo más de Él…
Creemos que Dios tiene
que estar a nuestra disposición, para cuando lo necesito… que es su “deber”
estar a mis órdenes… y luego no me acuerdo más de El… Y menos: nunca le
agradezco!..
Ser “agradecido” no es
ser “interesado”… es saber reconocer que “dependemos de El”… que yo no merezco
nada… Que todo es “gratuidad” (=gracia): todo lo que soy, tengo… lo recibí de
El… Y no porque yo haya hecho algo para merecerlo… me recompense…: “El nos amó primero”!... “Nos
amó cuando aún éramos malos”…
Pedir… pedimos, y
bastante seguido… Y Santiago nos dice que mucho “no recibimos, porque pedimos
mal”… Muchos pedimos “salud”: para qué?.. para poder seguir llevando una vida
de pecado?... o para ponerme al servicio de mis hermanos, como la suegra de
Pedro?..
Qué hermoso debe ser
para Jesús escuchar nuestro pedido, y antes de que El lo conceda, ya le estamos
dando gracias, porque nos sabemos escuchados…
Oí: “Dios siempre
escucha nuestras oraciones”: no se pierden por el camino… no se traspapela en
algún escritorio del Cielo… olvidado…
Más: Dios siempre
contesta: unas veces inmediatamente, dándonos lo que le pedimos… Otras: con el
tiempo… y algunas veces, nos concede algo distinto, que será mucho mejor, más
beneficioso…
En esta seguridad,
norma importantísima para ser escuchados: es ser AGRADECIDOS!...
Si queremos que los
demás reconozcan nuestra ayuda, porqué entonces se la negamos a Dios?..
Porqué no reconocer su
Amor, su Providencia, su Bondad, su Cuidado… ya que “hasta lo pelos de nuestras cabezas están
contados… y no se cae ni uno si El no lo autoriza?...”
Porqué no confiar y
estar agradecidos?...
Muchas veces
protestamos por situaciones que tenemos que vivir, que soportar… Y el Señor la
está usando para que nos acerquemos a Él, para que despertemos y reconozcamos
su amor que nos cuida y quiere que seamos felices…
Por eso… entendemos
cuando alguien da las gracias a Dios por la muerte de un hijo, esposa, padre…
porque gracias a ese dolor, terminó acercándose al Señor, al Dueño de la Vida…
y descubrió su plan amoroso sobre cada hombre…
Hasta cuando,
queriendo ser santos, agradables a Él, le fallamos, pecamos, y volvemos
sinceramente a Él… nos perdona, nos comprende… y utiliza eso para que yo
cambie, para que está más unido a Él, a través de la oración, de los
Sacramentos… Luego de esta situación me obliga a ser “agradecido” por su
paciencia, por su perdón, por su espera… porque no es rencoroso, sino rico en
misericordia…
Gracias, señor!...
Que nunca me crea con derecho a exigirte nada!.. ya que
“todo” te lo debo a vos!.. Desde la misma vida… Desde que al darme la vida, me
destinas a compartir la eternidad con Vos!.. Para esto me creaste. A eso me
llamaste! Por esto, tú me auxilias: sabes que si me dejas solo librado a mi
mismo…
Gracias, Señor!...y
aumenta mi fe en tus promesas…Que siempre seas lo más importante en mi vida!
Que te ame, que me enamore de ti… y que desee estar siempre con Vos… pues tu
eres todo para mí!...
El otro ejemplo que
trae la Palabra de Dios: es alguien “agradecido”: Naamán… vuelve a dar gracias
al profeta Eliseo… y quiere darle un presente. Ante la negativa de Eliseo,
termina diciendo: “…tu servidor (él mismo) no ofrecerá holocaustos, ni
sacrificará a otros dioses, fuera de tu Dios…” (2 Reyes 5, 14-17).
Este hombre recibe la
bendición de la sanación: es agradecido y consecuente: hace una profesión de fe
en el Dios de Eliseo, y promete comportarse…
Cuántos de los que
piden salud, se acuerdan de agradecer al que los curó?.. Ser agradecidos es
reconocer la bendición… y nos exige una
respuesta, una actitud distinta en el futuro…una conducta acorde al beneficio o
del que nos bendijo!...
No seamos como los
restantes nueve: “dónde están?”
No los
critiques… pues puedes ser uno de ellos…