“Hemos pecado…”
Nos hemos apartado de tus mandamientos y preceptos…
Consecuencia: “Castigo”?..
Dios en su gran Misericordia, en su gran Amor por el hombre,
que sufre en su debilidad y anhelo de ser grande… le indica cuál es el camino a
seguir para ser feliz… para que, como pueblo (Israel) pueda VIVIR EN PAZ… Le
señala siete (=muchas) pautas para convivir con sus hermanos, pautas basadas en
otras tres (=perfección) referidas a Dios, su amante Creador…
Y así le dice que “no mate” a su hermano; que “no le robe”;
que respete al vecino y no le quite su esposa/o; que “no codicie sus bienes” ni
su mujer… que use bien su sexualidad, etc…
Dios es claro: quieres vivir feliz?.. Elige: “pongo ante ti
el fuego y el agua; la vida y la muerte; la felicidad y la desgracia…” Elige!..
Es decir: que no es que – si no le hago caso – Dios me va a
castigar, condenar al infierno!..
Es que esas normas que Él me señala, son las que me van a
dar la felicidad, y con ellas voy a poder con-vivir con los demás!..
En una palabra: soy yo mismo quien me condena: soy yo quien
elige cómo vivir…
Yo Acepto o rechazo esos mandatos inscriptos en mi
naturaleza…
Al rechazarlos atraigo sobre mí el MAL, el sufrimiento…
Un ejemplo simple: cuando digo una palabra de más… e hiero
al hermano… qué pasa?.. No me siento bien. Mi relación con esa persona queda
lastimada… se rompe la confianza… mi trato con ella, ya no es el mismo. Dentro
de mi hay un desorden… la relación con la otra persona es distinta; y si ella
me escuchó o se enteró de mis palabras, me mirará distinto… Hemos roto esa armonía que debe
haber entre los humanos…
Y así pasa con toda otra acción contra el otro…
El pecado trae consecuencias funestas para la convivencia…
“La vergüenza reflejada en el rostro”… a causa de la
infidelidad…por no escuchar su voz… por no seguir sus leyes…” – Daniel 9, 4-10
Dios nos creó y nos hizo así: con deseos de apoyarnos en el
Amor y Confianza… pero esto es muy “frágil” en nosotros…
Lo anhelamos, lo aprobamos, pero luego nuestra naturaleza
herida… quiere hacer otra cosa… y esto nos lastima más!..
Dios sabe cuánto nos cuesta vivir bien!.. por eso lo recuerda a través de sus Profetas,
y nos advierte… por qué?... simplemente porque nos ama!..
Y “si somos infieles Él es fiel!” Y nos perdona! Porque busca
que seamos felices! Y por eso acepta nuestro humilde ruego… y viene en nuestro
auxilio! (“de acuerdo a la esperanza que
hemos puesto en Él!”) (Salmo
32, 22)
El “dolor”/”sufrimiento”, consecuencia del pecado.
El pecado destruye nuestra convivencia!.. siembra espinas y
heridas en nuestras relaciones… (todo
pecado, por más privado que sea, deja consecuencias en nosotros y en nuestra
relación con los demás).
Jesús fue claro: “todo
lo que hagan a uno de estos pequeños, a mí lo hacen!”
Es que Dios nos ama tanto a cada uno, que no quiere que
suframos… Dios, como buen papá, no quiere que sus hijos se peleen y se hagan
daño! Y si lo hacemos, Él “sufre” en su corazón… por ello, nos dice “NO HAGAS ESO!”..
Jesús nos aconseja: “sean misericordiosos, como el padre de
ustedes es misericordioso!..”
“No juzguen…” “No condenen…” “Perdonen…” “Den…” (Lucas 6,36-38)
De acuerdo a cómo tratemos a los demás, Jesús nos tratará a
nosotros: es decir: “recogemos lo que sembramos”…ya en esta tierra, ya en la
otra vida!..
El “castigo”…
Dios nos castiga?.. NO!..
-“Sí, pero yo me porto bien!..”
–“El justo peca siete veces en el día…” y debe recurrir al
amor misericordioso de Dios (el Padre que
espera continuamente al hijo que se fue de la casa…)
En el fondo está el “misterio” del dolor/sufrimiento,
consecuencia de una “responsabilidad” “colectiva”
(de toda la humanidad).
“Responsabilidad” asumida por el mismo Jesús que “se hizo
pecado por nosotros”, y sobrellevó - sin haber pecado – todas las consecuencias
del pecado…
Y el “discípulo” no es más que su Maestro!...
El misterio del dolor no se aclara… pero – con Jesús - redime!..
23-03-2014