“Ustedes son saben que son templos de Dios,
y que el espíritu de Dios habita en ustedes?...”
“Si alguien destruye el templo de Dios,
Dios lo destruirá a él,
porque el templo de Dios es sagrado,
y ustedes son ese templo!” - (1 Corintios 3, 16ss)
La dignidad del hombre: “hecho a imagen y semejanza de Dios”, templo de Dios, templo sagrado… que debemos cuidar, respetar, honrar… porque “a aquel que destruye este templo, Dios lo destruirá…”
Qué derecho puedo reclamar sobre mi cuerpo?..Cómo puedo decir que con mi cuerpo puedo hacer lo que me de la gana? Cómo puedo destruir este cuerpo que es “templo de Dios”… (cuando yo no hice nada para que exista?... fue “don”)
Si yo, por ser hombre, soy “sagrado”, templo de Dios, el Espíritu de Dios habita en mi… me debo respetar; porqué no también a mi hermano? El también es “sagrado”, “templo de Dios”… y por tanto digno de respeto: no puedo atropellarlo, ni deshonrarlo… El también tiene la misma dignidad humana por “ser imagen y semejanza de Dios”, por ser “templo de Dios”…
Es que para Dios, - cada uno -, somos muy importantes ante sus ojos!.. Tan importantes que dio su vida por nosotros… y quiere todos nos “salvemos”… que todos compartamos su Vida de Resucitado… su Vida divina!...
Al considerar esta “dignidad”, esta importancia, vemos por qué debemos ser justos con los demás, ser solidarios, amarlos, honrarlos, protegerlos…
En esta dignidad se apoya toda la Doctrina Social de la Iglesia!..
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