DAR
FRUTOS… DAR GANANCIAS… PRODUCIR…
Vivimos en un mundo
frenético en sus comunicaciones, y en buena parte de sus actividades laborales
y comerciales. Allí se valora sólo a quien produce más, y se margina a quien no
alcanza los ratings de ventas.
Allí la competencia
profesional se evalúa constante e implacablemente, y se contabiliza con
avaricia los resultados.
Allí se busca sólo a
personas que encabecen proyectos de éxito, etc.
La lógica evangélica NO ES ESA!...
es, si cabe, más
comprometedora… o menos comprometedora
(de acuerdo desde qué punto de vista lo miremos)
Para ser un buen
discípulo, no basta emplearse a fondo, como lo haríamos al ocupar un cargo de
responsabilidad en una empresa hoy en día. El
discípulo no es un “oficinista”… ni un “oficial de negocios”…
No basta siquiera ser
original, o presentar de manera nueva, atrayente o asequible el mensaje, el
producto o el servicio.
Aun poniendo en juego todas las dotes humanas
de que disponemos,
hemos de partir
de la base que - en todo ello - sólo somos “instrumentos”
en las manos de Dios.
En esa entrega total
de mi persona a la Misión/Empresa de Jesús,
yo no debo esperar inmediatamente los “frutos”, no tengo que contabilizar “a
cuántos convertí”… La “cosecha” o ganancia le corresponde al que me envió… (de Él es “el campo”)
Yo sólo debo hacer o
cumplir - “con todo mi bagaje”, con todo
mi ser, capacidades, luces… - yo debo realizar la misión o cometido sin esperar
ya los frutos… Los frutos no son míos. (Esto
no me lo exige Dios… de ello se encarga Él. A mí me corresponde hacer lo que El
me manda…)
“Dar fruto” (dar fruto
en mí) es comunicar a los demás una experiencia, una fe que hemos recibido como un don.
Es darla como quien
comparte algo, de lo cual no se tiene el título de propiedad, la
"posesión", porque la fe no se posee y es sólo de Dios… es un regalo.
Un “regalo” que debemos compartir.
Y – en todo esto – en
esta Misión - no hay un ranking de popularidad ni de resultados, ni de
exitismos terrenales… No es más útil ni más santo, aquel que reúne más o menos
gente en un acto…
en nuestro “aparente”
fracaso humano, Dios puede estar cosechando muchos frutos!... cosa que a los
primeros cristianos les hizo exclamar: “el martirio/muerte de cristianos es
semilla de cristiandad!”
(tomado
en parte de: Catholic.net mailing@lists.catholic.net)