EL RENCOR… LA IRA… LA VENGANZA…
“El rencor y la ira son abominables,
Y ambas cosas son patrimonio del pecador.
El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.
Perdona el agravio a tu prójimo,
Y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados.
Si un hombre mantiene su enojo contra otro,
cómo pretende que el Señor lo sane?..
No tiene piedad de un hombre semejante a él,,
y se atreve a implorar por sus pecados?...
El, un simple mortal,
guarda rencor… alguien le perdonará sus pecados?..
Acuérdate de tu fin,
y deja de odiar!..
piensa en la corrupción y en la muerte,
y sé fiel a los mandamientos,
y no guardes rencor a tu prójimo…
Piensa en la Alianza del Altísimo y pasa por alto la ofensa.”
(Eclesiástico 27, 30-28,7)
Muchas veces escuchamos o leemos que el hombre “somatiza” sus actitudes psíquicas y espirituales…
“Somatizar” es “transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria”… o sea: nuestros problemas espirituales o mentales se expresan en nuestros cuerpos: como la amargura en nuestro rostro, la falta de perdón, el odio… en artrosis… o en gastritis… etc
Cómo podemos vivir en “paz”, si en mi corazón hay “odio”?..
El Libro del Eclesiástico dice que “el rencor y la ira” son “abominables”… algo que desagrada profundamente… que debemos aborrecer… algo que debemos “condenar y maldecir por considerarlo malo o perjudicial”
Y añade que eso es el patrimonio del pecador… No corresponde a quien dice amar al Señor.
“El vengativo sufrirá venganza…” de parte del Señor. Porque si yo llevo cuenta exacta de los pecados de mi hermano o de sus ofensas hacia mí… el señor hará lo mismo conmigo…
Por lo tanto:
“perdona el agravio a tu prójimo… y entonces, cuando ores o supliques perdón a tu Dios, serás absuelto de tus pecados…”
Luego Jesús nos lo recordará, cuando nos enseña la oración del “Padre Nuestro”…: “perdónanos como nosotros perdonamos…”
Muchas veces oramos al Señor para que nos sane… corporal y/o espiritualmente y/o psíquicamente… o perdone nuestros pecados…
Y la Palabra nos dice: “cómo prendes que el Señor te sane”… si mantienes tu enojo contra el otro?...
“Si guardas rencor” (nosotros, los simples mortales)… quién te perdonará tus pecados?...
La Palabra vuelve a insistir…: “acuérdate de tu fin… y deja de odiar!”
Piensa en la muerte y en la corrupción que le sigue… piensa en la corrupción de tu cuerpo enfermo por el odio… y deja de odiar, y sé fiel a los mandamientos del Señor!... pasa por alto las ofensas de tu hermano… y la paz ganará tu corazón…
El perdonar es indispensable para vivir juntos y en paz…
De lo contrario… … si no somos capaces de perdonar… mereceremos las Palabras de Jesús, que son muy duras:
“Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". (Mateo 18,21-35)