domingo, 11 de septiembre de 2011

Rencor... Ira... Venganza...


EL RENCOR… LA IRA… LA VENGANZA…

“El rencor y la ira son abominables,
Y ambas cosas son patrimonio del pecador.

El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados.

Perdona el agravio a tu prójimo,
Y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados.

Si un hombre mantiene su enojo contra otro,
cómo pretende que el Señor lo sane?..
No tiene piedad de un hombre semejante a él,,
y se atreve a implorar por sus pecados?...

El, un simple mortal,
guarda rencor… alguien le perdonará sus pecados?..

Acuérdate de tu fin,
y deja de odiar!..
piensa en la corrupción y en la muerte,
y sé fiel a los mandamientos,
y no guardes rencor a tu prójimo…
Piensa en la Alianza del Altísimo y pasa por alto la ofensa.”
                                                                                      (Eclesiástico 27, 30-28,7)


Muchas veces escuchamos o leemos que el hombre “somatiza” sus actitudes psíquicas y espirituales…
“Somatizar” es “transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria”… o sea: nuestros problemas espirituales o mentales se expresan en nuestros cuerpos: como la amargura en nuestro rostro, la falta de perdón, el odio… en artrosis… o en gastritis… etc

Cómo podemos vivir en “paz”, si en mi corazón hay “odio”?..

El Libro del Eclesiástico dice que “el rencor y la ira” son “abominables”… algo que desagrada profundamente… que debemos aborrecer… algo que debemos “condenar y maldecir por considerarlo malo o perjudicial”
Y añade que eso es el patrimonio del pecador… No corresponde a quien dice amar al Señor.

“El vengativo sufrirá venganza…” de parte del Señor. Porque si yo llevo cuenta exacta de los pecados de mi hermano o de sus ofensas hacia mí… el señor hará lo mismo conmigo…
Por lo tanto:
perdona el agravio a tu prójimo… y entonces, cuando ores o supliques perdón a tu Dios, serás absuelto de tus pecados…”
Luego Jesús nos lo recordará, cuando nos enseña la oración del “Padre Nuestro”…: “perdónanos como nosotros perdonamos…”

Muchas veces oramos al Señor para que nos sane… corporal y/o espiritualmente y/o psíquicamente… o perdone nuestros pecados…
Y la Palabra nos dice: “cómo prendes que el Señor te sane”… si mantienes tu enojo contra el otro?...
“Si guardas rencor” (nosotros, los simples mortales)… quién te perdonará tus pecados?...

La Palabra vuelve a insistir…: “acuérdate de tu fin… y deja de odiar!
Piensa en la muerte y en la corrupción que le sigue… piensa en la corrupción de tu cuerpo enfermo por el odio… y deja de odiar,  y sé fiel a los mandamientos del Señor!... pasa por alto las ofensas de tu hermano… y la paz ganará tu corazón…

El perdonar es indispensable  para vivir juntos y en paz…

De lo contrario… … si no somos capaces de perdonar… mereceremos las Palabras de Jesús, que son muy duras:
“Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". (Mateo 18,21-35)

lunes, 5 de septiembre de 2011

Frente al Sagrario…


 

“Confíen en Dios constantemente
ustedes que son sus fieles (su Pueblo);
desahoguen en El su corazón,
porque Dios es nuestro refugio!” - SALMO 62(61),9 

Muchas veces escucho a mis hermanos contar que han mandado a alguien a hablar con Jesús frente a  su Sagrario, cuando estaban apenados o con algún problema serio…

Otros tantos escuché que ellos mismos recurrieron a su presencia Eucarística, y allí desahogaron sus corazones apenados y/ó “enojados” con el mismo Señor… Y cómo luego de un rato, todo cambió en ellos… y sus lágrimas de dolor, de incomprensión se transformaron…

Al leer este Salmo, entendí la necesidad de estar frente a El, en su Presencia Eucarística… de “desahogar en El nuestro corazón” apenado, angustiado… Porqué?.. “Porque El es nuestro refugio”!..

Además en los v. 12.13 dice: “el Poder pertenece a Dios”!.. nosotros nada podemos hacer para remediar nuestras situaciones, pero El sí lo puede… con El lo podemos!
Y “a Ti, Señor, pertenece la Misericordia”… sabemos de su Bondad y comprensión, y que siempre nos da la fuerza para sobrellevar esa situación concreta, e ilumina nuestro entendimiento para ver – aún en medio del dolor – que El nos ama tanto, que hasta compartió nuestra condición de hombres, sobrellevando en sí todas nuestras debilidades y dolores, menos el pecado!

De allí la necesidad de “estar frente a El”, frente a su Sagrario, y no un ratito, sino extendiendo ese rato… hablándole al Señor y luego escuchándole, porque El siempre algo nos dirá: ya a través de una moción, iluminación, a través de su palabra (leyendo la Biblia), ya a través del Sacerdote, o de un hermano…

Por ello:
desahoguen sus corazones en el”… confíen en el… confíen constantemente… porque El es nuestro refugio!.. El tiene “misericordia”!.. y a El le pertenece el “Poder”…!


Tenemos la Bendición de poder recurrir en cualquier momento a su Presencia Eucarística… Porqué no hacerlo?.. Tenemos quien nos escucha las veinticuatro horas… El quiso quedarse entre nosotros “siempre” (“Yo estaré siempre con ustedes”…)… y lo tenemos también “EUCARÍSTICAMENTE”… El tiene “Poder”… El es “misericordioso” (=se compadece de nuestra miseria!)
Porqué no ir a El?..

Confíen en Dios constantemente!..
Ustedes que son su Pueblo!.." (sus fieles)… (A El le pertenecemos porque nos compró con su Sangre… dio su Vida para rescatarnos!.. Nos ama!)
Entonces:
desahoguen sus corazones en El…!” “Porque El es nuestro refugio”…

Porque, entonces, andar siempre a la intemperie,
cuando podemos estar al abrigo de su amor misericordioso?

Porqué no ir a “refugiarnos” junto a su Sagrario… y poner ante El nuestros “ahogos”?..
………

“Gusten y vean… qué bueno es el Señor!..
Felices los que en El se refugian!.. (Salmo 34(33), 9)

“Miren hacia el,
y quedarán resplandecientes!..
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre  hombre invocó al Señor,
El lo escuchó
y lo salvó de sus angustias!...!(Salmo 34(33), 6-7)