Muchas veces nos admiramos, lamentamos, deploramos… que el mal del mundo nos envuelve… nos quiere ahogar… quiere hacer que pase desapercibido el bien… que aparezca como lo más pequeño, fútil: de poco aprecio o importancia…
Y ya Jesús lo dijo en parábolas… (y tal vez sea por éso que, escuchando, no lo entendemos!)... (Mateo 13,24-43)
Nos habló del trigo y la cizaña… de la semilla buena y de la semilla mala… que el permite que crezcan juntas!...
Permite que su discípulo (agente del bien) crezca “rodeado” del mal (de los agentes del mal)!...
Y la explicación de esta Voluntad es que El, Dios, es TODO-PODEROSO,
y por ello tiene derecho a ser paciente y misericordioso!..
Y por tanto… espera… espera que el hombre cambie y voluntariamente = libremente – reconozca su AMOR y se convierta!..
Y a su discípulo ya le dijo que era como la “levadura”… algo pequeño, “enterrado” en medio de la harina, enterrado en medio de la masa…
De la masa humana… Es allí donde debe ser portador del “Reino de los Cielos”… en su vida diaria… Estamos enterrados en el mundo, para cambiarlo desde adentro!... Somos “levadura”, allí… sin apartarnos de los que no creen!...
Será por eso que nos quejamos de las contrariedades y de las persecuciones?.. porque no entendimos la “Parábola” de Jesús?... que la escuchamos tantas veces y no entendimos?
Otras veces nos quejamos por la demora en el crecimiento del Reino de los Cielos… y aquí también nos olvidamos de que Jesús dijo que el Reino de los Cielos es como la “semilla” que siembra… demora en crecer… que primero se debe podrir… brotar, florecer, y luego dar frutos… y eso lleva tiempo!
a veces queremos ver los “frutos” antes de que arraigue y brote la semilla y crezca… “Queremos que YA!... YA!...”
Santiago nos dice que debemos aprender del agricultor: que con paciencia rotura la tierra y sabe esperar las lluvias oportunas, y el crecimiento…
Otras… queremos que los demás descubran el Amor de Dios, ya!... sin acordarnos de cuánto tiempo nos tuvo que esperar el Señor a nosotros para que lo aceptemos!... y nos convirtamos!
Esta realidad nos debe llevar a desconfiar los cambios “fáciles”… porque no sabemos si están “arraigados”… si hubo un tiempo de profundización…
La planta debe echar raíces…
El poeta decía: que “había que lamer toscas, pa parir veranos!”
Si Dios es paciente y misericordioso a pesar de tener todo el Poder… porqué YO quiero ocupar su lugar, y quiero ser “juez” y condenar?...
La Iglesia siendo “portadora” de esa Semilla del Reino, y no “dueña” o “propietaria”, está visible (bien visible!) a pesar de su pequeñez!..
Es como la planta que brota del “grano pequeñín… de mostaza”… se hace árbol, visible, para hospedar a los pájaros… a los que se acerquen al Señor!...
En otro lado, Jesús compara el Reino de los Cielos a una “Ciudad arriba de un monte”!... para que todos la vean, y sepan que hay una Semilla Buena, y está llena de vida!
(Recordemos que la Iglesia no es un grupo de personas unidas por un sentimiento espiritualizado y generalizado… una fraternidad de buenos sentimientos!..
Debe ser activa como la “levadura”… de lo contrario no sirve!
Y ello hará que la misma sea visible, se note en el mundo (a pesar de no ser del mundo!)
Lo cual hace que los discípulos de Jesús no se encierren en sus capillas… deben comunicar la vida del Espíritu en todas las iniciativas comunitarias… deben “transformar” la sociedad en la cual están “enterrados” como lo hace la levadura en la masa…
Recordemos que Jesús nos habla de dos modos de obrar:
Uno el de los servidores que “quieren cortar por lo sano”… a través de la violencia! Y ya!..
Y el otro: el criterio del Dueño del Campo (del Sembrador!): paciencia… espera… quiere que todos se salven!.. Ya llegará el momento de la ciega!
Dios permite que el mal se desarrolle… en el mundo,
y que sea vencido por el Misterio de la Cruz!
Criterio que no siempre usamos!
Será porque escuchamos y no entendemos?
Porque vemos y no comprendemos?
Carcarañá, 16-07-2011