lunes, 9 de mayo de 2011

LA NOCHE MÁS LARGA Y MÁS FRÍA…


(a la espera de la resurrección…)

María, luego de dejar el cuerpo de Jesús en el sepulcro, volvió a la ciudad, seguramente acompañada de las otras mujeres y de Juan…

Había sucedido muchas cosas… mucho dolor… muchas actitudes de parte de la gente que lo seguía… de los que lo odiaban… de partes  de sus amigos… actitudes deplorables, otras sinceras…

El cansancio y la oración al final,  cerraron sus ojos… pero, pronto la imagen de su Hijo la sobresaltó… “Tanto te pedía Dios?...” “Se terminó todo?”…
En contra de este cuestionamiento surgía el eco de las palabras de Jesús: “Al tercer día resucitaré…”
Todo era “misterio”,
desde su llegada a su seno… su vida… a veces simple,
a veces cuestionante: “No sabías que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?”
Toda vida es “misterio”…

Ahora… parecía haber terminado todo, pero quedaban cosas pendientes… palabras que aún no estaban completas… ni claras… y todas ellas se agolpaban en su mente y en su corazón… Su Misión estaba terminada?.. y en un “fracaso” humano?..
Por otro lado: “Los pensamientos de los hombres, los planes de los hombres, no son como los de Dios…”

María seguía meditando todas estas palabras: “Yo soy la Vida… Yo soy la resurrección… Crees en Dios, cree en mí… Es necesario que el Hijo del Hombre padezca en manos de los sacerdotes… La señal de Jonás…”

Y la imagen de su Hijo, envuelto en la fría soledad del sepulcro… golpeaba de nuevo su corazón…

Había mucho dolor… mucha desazón… pero, pronto surgía  la esperanza; todo no terminó aún… y así animaba también  a los que la acompañaban… “esperemos”… esperemos en oración… “Tu no permitirás que tu Siervo conozca la corrupción…”

Tener fe no equivale a no ser nunca cuestionado, sino responder con un “salto en el vacío”, porque confiamos en el que pronunció esas palabras…

Fue la noche más oscura de María… la más fría… la más desértica!.. Pero Ella se aferraba a la esperanza, en Aquel que había comenzado todas estas cosas: en que les daría un buen fin!..

La Palabra de Dios no comenta nada de si se apareció resucitado o no a su Madre María, a Ella sola… De un Buen Hijo podemos esperar una muestra particular para su Madre!... No sería extraño…
Qué fuerte fue ese encuentro con su Hijo Vivo!...
“Ah… yo esperaba… esperaba el cumplimiento de tus Palabras!...”

Ese Hijo destrozado que depositó en el sepulcro, era otro!...
Mantenía las marcas, las señales de su Pasión… pero ahora… ahora era “otro”! Había algo en El  distinto… resplandeciente!... que abrazo fuerte!... tal vez sin palabras, entre la madre y el Hijo! Qué miradas se entrecruzarían… qué miradas de amor, de paz, de un gozo distinto!...
Y un canto de agradecimiento al Padre por tamaña obra!...