Isaías 49, 3-6:
“Tu eres mi siervo… por ti me glorificaré!...”
A estas palabras de Isaías, la Iglesia las aplica a Jesús, Cristo.
Pero, nosotros que llevamos el nombre de “Cristianos”, derivado de la palabra “Cristo”, de El tenemos que dar testimonio con nuestra vida, siendo “otros cristos”. O sea: que esta palabra puesta en la boca de Yahvé, también se aplica a mí, si yo lo acepto como mi Señor...
Dios debe ser “glorificado” por mi vida! Mi vida debe ser testimonio “creíble” del Amor de Dios para con el hombre!..
Dios debe “sentirse” honrado por mi comportamiento, de modo que pueda decir de mí: “Este es mi hijo muy amado!” Y como tal, podré hablar luego de El a mis hermanos.
“Desde el seno materno te he elegido y formado”… para que seamos sus servidores: no nos creó porque sí… y nada más, por aburrimiento… Nos creó a cada uno para una misión especial: “ser sus servidores”, sus obreros del Reino en la tierra, sus profetas…
“Para hacer que “Jacob” vuelva a El, y para reunir sus hijos dispersos… Mi vida debe cuestionar, mi vida debe ayudar a volver a su Iglesia a todos los que se han dispersados…
También somos “valiosos a sus ojos”!.. Nuestro “valor” frente a El es grande. Tan importantes somos para El, que se hizo uno de nosotros para salvarnos (El amor tiene razones que la razón no entiende!)
Si tanto valor, tanta importancia tenemos ante sus ojos, cómo no se compadecerá de nosotros y escuchará nuestros ruegos y súplicas…
De allí, también debe brotar la alabanza de nuestro corazón y decir: “mi Dios ha sido y es, y será mi fortaleza!”…
Y como “arrepintiéndose” Yahvé, dice que “su siervo sea sólo para restaurar/juntar/reunir… a las tribus de Israel, es “demasiado poco”…”
Dice que El tiene sobre nosotros planes mayores: “SER LUZ DE LAS NACIONES”. No sólo de aquellos que creen en El, que le conocen, sino también de todos aquellos que aún no han oído hablar de El… de modo que su Salvación llegue hasta los confines de la tierra!..
Es que la “misión” de Jesús, es nuestra “misión”!..
“Como el Padre me envió, así Yo también los envío a Ustedes!.. Vayan por el mundo…”
Somos la prolongación de la voz de Jesús, de sus manos, de sus pies… por tanto debemos actuar como El!..: “Mi alimento es hacer la Voluntad del Padre!”..
“Como mi Padre me amó, yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor!”
“Ustedes permanecerán en mi amor, si hacen lo que yo les mando…”
“Mi mandato es que se amen unos a otros, como yo los he amado!”
Realizando esta tarea indicada por Jesús, Dios Padre también se glorificará en nosotros!.. y también nos glorificará a nosotros!...
Como sucedió con Jesús…
Como fue con María…
y como fue con todos sus santos…
hicieron lo que el Señor les pidió que hicieran: que fueran sus “siervos”, sus “servidores”…
Ningún “esclavo” hace lo que le parece , sino lo que le manda su Señor…